Un profesor de economía en la universidad de Bangladesh, Muhammad Yunus se sentía confuso explicando conceptos de macroeconomía en un país tan pobre y con tan poca gente con acceso a ellos.
Un día charló con una mujer que hacía unas sillas preciosas y le preguntó si le daba para vivir bien ya que la vió muy pobre. Ella le dijo que no. Que casi todo lo que ganaba lo tenía que dar a quien le daba el bambú que a su vez era el que le compraba las sillas y quien le fijaba el precio de venta. Yunus preguntó por el pueblo y encontró a unas 50 personas en la misma situación. Con unos 100 dolares dio un primer crédito a toda esa gente a un interés muy bajo. Y el experimento funcionó. La gente de ese pueblo comenzó a tener dinero para comer, dar educació a sus hijos y a la vez fabricar los productos que vendían.
Un día charló con una mujer que hacía unas sillas preciosas y le preguntó si le daba para vivir bien ya que la vió muy pobre. Ella le dijo que no. Que casi todo lo que ganaba lo tenía que dar a quien le daba el bambú que a su vez era el que le compraba las sillas y quien le fijaba el precio de venta. Yunus preguntó por el pueblo y encontró a unas 50 personas en la misma situación. Con unos 100 dolares dio un primer crédito a toda esa gente a un interés muy bajo. Y el experimento funcionó. La gente de ese pueblo comenzó a tener dinero para comer, dar educació a sus hijos y a la vez fabricar los productos que vendían.
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